Los Sueños

Curiosidad y misterio desde siempre encierra el fenómeno del sueño, siendo un elemento importante en la composición de nuestras reacciones. Una noche tranquila acompañada de un brillante y prometedor sueño te hace sentir de buen humor, con la esperanza que todo lo bueno se cumplirá. Por el contrario, una noche alterada, llena de pesadillas, lo cambia todo... hasta la personalidad.
Lo cierto es que los sueños no se ajustan a nuestros deseos ni a nuestra voluntad, pero pueden dejarnos mensajes o anuncios anticipados de hechos faustos o infaustos. Teoría compartida por personalidades como Platón, Homero y Aristóteles. El reformador alemán Martín Lutero hasta rogaba a Dios que dejara de enviarle mensajes mientras dormía, ¡tanto temía las revelaciones de sus sueños!
La expresión onírica extrasensorial
Estudiosos han afirmado que el organismo humano tiene un mecanismo parecido al de un acumulador, se descarga cuando dormimos y vuelve a cargarse de nueva energía psíquica cuando soñamos.
Yo estoy de acuerdo con los que sostienen que el sueño revela el mundo de la mente. Cuando los sentidos naturales descansan, la mente, nuestro gran archivo, da paso a nuestras inquietudes subconscientes, llamado por otros inconsciente parapsicológico, el cual funciona como un receptor o grabador que recoge datos descargados de nuestros sentidos mientras dormimos.
Científicos como Pascal y Kepler admitieron que algunas de sus ecuaciones filosóficas habían sido concebidas luego del profundo análisis de un sueño. Casos concretos de matemáticos que redactaron fórmulas precisas en estado de sonambulismo, personalidades que tuvieron en sueños el mensaje de un proyecto que resultó positivo, músicos que compusieron hermosas melodías. Persas, Caldeos, Árabes, Egipcios, Griegos, Romanos, de los que somos deudores por habernos dejados conocimientos de tanta sabiduría, se apresuraban a analizar sus mensajes oníricos tratando de rescatar sus advertencias.
Tal fue la autoridad que adquirieron estas revelaciones del porvenir que una de las funciones de los magos era explicar los sueños. Los sacerdotes observaban el curso de los astros, las inundaciones del Nilo, los reyes preocupados por sus sueños no dejaban de llamar a su lado a dichos sacerdotes con el objeto de ser auxiliados por sus consejos
Gente del pueblo, campesinos, gentes menos eruditas mantenían sus puertas abiertas a los visitantes que podían explicar en minuciosos detalles cada particular de sus sueños, donde la más mínima expresión podía tomar una importancia capital. Esta práctica empírica se mantiene siempre vigente, existen personas particularmente privilegiadas en la explicación verbal de los acontecimientos oníricos.
Dieciseis capítulos del Antiguo Testamento y cuatro o cinco del Nuevo están dedicados al análisis de los sueños. La Biblia misma no oculta la verdadera importancia de los misterios oníricos.
Sigmund Freud dedicó a los sueños un estudio más coherente, fue él quien concluyó asegurando que los sueños denuncian secretos que nuestro subconsciente tiene celosamente ocultos o escondidos.
Sigmund Freud dedicó a los sueños un estudio más coherente, fue él quien concluyó asegurando que los sueños denuncian secretos que nuestro subconsciente tiene celosamente ocultos o escondidos.